9 de noviembre de 2010

La producción agraria ecológica se septuplica en 10 años en Catalunya

Los cultivos libres de aditivos aún conviven con amplias áreas de transgénicos.

La ONU aconseja recuperar semillas autóctonas en favor de la biodiversidad.


Rescatadores de semillas autóctonas cohabitan con plantaciones de transgénicos. Pese a ser -con diferencia- la comunidad autónoma española más consumidora, la producción de alimentos ecológicos, libres de aditivos y respetuosos con el entorno, no despega en Catalunya. Y eso que en la última década la superficie de tierras dedicadas a estos cultivos se ha multiplicado por siete.

Las aproximadamente 70.000 hectáreas de terrenos catalanes donde actualmente crecen hortalizas, frutales, viñedos o cereales sin someterse a tratamientos químicos representaban el año pasado el 4,5% de la superficie destinada a agricultura ecológica en España, según datos del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural. Este 2010, aseguran fuentes de la Conselleria d'Agricultura, se está ya muy cerca del 5%. Con todo, el porcentaje dista aún del 54% de Andalucía, que lidera el ranking seguida por Castilla-La Mancha (15%) y Extremadura (7%).

«Hay que tener en cuenta que la situación económica global no es precisamente boyante», alega Rosa Cubel, directora general de Agricultura de la Generalitat. Los alimentos ecológicos «son entre un 20 y un 30% más caros que los convencionales, por lo que aún tiene más mérito el crecimiento registrado estos últimos años», destaca Cubel.

Con todo, la producción ecológica catalana aún está obligada a convivir con una amplia superficie de transgénicos, especialmente de maíz, un cereal que actualmente ocupa 23.000 hectáreas. Catalunya es, junto a Aragón, el territorio español con mayor presencia de cultivos modificados genéticamente.

PLAN DEL GOVERN / Por eso, el esfuerzo de los agricultores ecológicos ha sido aún más encomiable, sobre todo desde el 2008, cuando el Govern puso en marcha un plan -colaboran siete consejerías- con el que se quiere fomentar los productos «que cuiden el entorno y fomenten la biodiversidad, que eviten contaminaciones de suelos y aguas y que mantengan las variedades tradicionales», reza el plan, en vigor hasta el 2012.

«Uno de los objetivos de la producción ecológica es preservar la biodiversidad», recuerda la directora general, que destaca que, entre los atributos que aprecia el consumidor, «figuran valores nutricionales, sociales y ambientales». La recuperación de variedades autóctonas, a base de rescatar semillas hasta ahora amenazadas, contribuye también al crecimiento ecológico que está experimentando Catalunya.

«Muchos países han perdido variedades, porque limitaron sus producciones a unos pocos cultivos. En España, en cambio, existe un banco de simientes autóctonas, creado ya en los años 30 del siglo pasado, que ha permitido preservar muchos productos », relata Conxita Royo, investigadora del Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentàries (IRTA).

Esa es precisamente la recomendación que el pasado 27 de octubre lanzó la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), que aconseja que abrir bancos de semillas y que, a partir de la información genética de estas, los investigadores traten de obtener variedades más adaptadas al cambio climático.

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