10 de febrero de 2010

El consumidor opta cada vez más por comprar alimentos ecológicos certificados

El total de superficie de agricultura ecológica ya representa más del 5 % del total de Catalunya y continúa ganando terreno. Hoy en día, más de 60.000 hectáreas de terreno están dedicadas en Catalunya a la agricultura y la ganadería ecológicas. Y son ya más de 1.400 los operadores –ganaderos, agricultores o industrias- que se han decantado por este tipo de producto. Catalunya ha sido históricamente pionera en la industria agroalimentaria ecológica de calidad. Lejos de detenerse con la irrupción de la crisis económica, estas cifras tienden a crecer: se prevén aumentos entre un 15% y un 20% anuales.


A diferencia de hace 10 años, ahora ya podemos encontrar la versión ecológica de cualquier producto, se cuenta con más de 20.000 productos autorizados, y son cada vez más numerosos los hogares que optan por una alimentación de calidad y respetuosa con el medio ambiente. El consumidor opta más por comprar alimentos ecológicos certificados, porque son garantía de control y de máxima calidad y conservan sus propiedades naturales.


Pero ¿cómo se puede saber si un producto ha sido producido de forma ecológica? El sello del Consell Català de la Producció Agrària Ecològica (CCPAE), corporación del Departament d’Agricultura, Alimentació i Acció Rural de la Generalitat de Catalunya, garantiza la producción y la elaboración ecológica de los alimentos. “Somos una entidad de certificación pública. Nos encargamos de verificar que todos los productos ecológicos catalanes cumplan la normativa europea”, explica Daniel Valls i Cots, presidente del Consell. La autoridad competente para certificar los productos ecológicos, el Consell Català de la Producció Agrària Ecològica, ya cuenta con más de 1.400 operadores inscritos y registra aumentos históricos con subidas entre un 15 y un 20 por ciento anual.


A diferencia de la agricultura y la ganadería convencional, la ecológica no prima la productividad, evita la sobreexplotación y los productos o adobos químicos, se usan especies autóctonas y fomenta un uso de las explotaciones agrarias integradas en el entorno y respetuosos con la tierra y las leyes de la naturaleza.


Ecológico, biológico u orgánico. La Unión Europea ha protegido estos tres calificativos para que sólo puedan ser utilizados en este tipo de producto. “Según cada país, se usa uno u otro. En Catalunya, se utiliza más el término ecológico, aunque también podemos encontrar la denominación biológico”, comenta Valls. Precisamente vigilar que la producción ecológica catalana se ajuste a unos estándares es una de las principales tareas del Consell. Este organismo también se encarga de dar a conocer la agricultura ecológica, tanto a los payeses como a los consumidores: “El cliente final necesita una información exhaustiva para saber por qué ha de pagar más para comprar un producto ecológico”, dice Valls. Para adquirir los productos ecológicos hay abiertas distintas vías de comercialización, como las cooperativas, la venta en la misma finca, la venta por Internet, las tiendas tradicionales, los supermercados y los mercados municipales.


El gobierno catalán aprobó el año pasado el Pla d’Acció per a l’alimentació i l’agricultura ecològiques 2008-2012, para impulsar la agroalimentación ecológica en Catalunya, con coordinación del DAR. En el Plan se recogen una serie de actuaciones fomentadas en seis objetivos concretos basados en el fomento de la información y del consumo, de las producciones, del propio sector, de la calidad, de la innovación y de las políticas.

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