Son productos saludables, sin sustancias químicas, con sus sabores intactos y que además, permiten la diversificación de las producciones, el incremento del valor añadido en la producción final y la creación de empleo en las zonas rurales.
Las producciones ecológicas prescinden de la utilización de sustancias químicas -como pesticidas o fertilizantes- para obtener alimentos naturales, saludables y con todas sus propiedades nutritivas.
Es sin duda el denominador común de la agricultura y la ganadería ecológica que proporciona alimentos de máxima calidad a través de técnicas respetuosas con el medio ambiente.
Gracias a una amplia gama de productos, que van desde las frutas, las hortalizas, la miel, la carne, hasta los quesos o el aceite, los consumidores pueden disfrutar de alimentos que conservan su sabor en estado puro.
Pero los beneficios no son sólo para los consumidores, ya que la práctica de la agricultura ecológica permite la diversificación de las producciones y el incremento del valor añadido del producto final, además e contribuir a general empleo en el medio rural ya que requiere de más mano de obra.
UNA PRODUCCIÓN CONTROLADA
Además de los controles oficiales a los que se someten todos los alimentos, los ecológicos son objeto de una certificación adicional supervisada por las administraciones autonómicas, que cada año, inspeccionan las explotaciones e industrias agroalimentarias.
Los alimentos ecológicos, para diferenciarlos de los tradicionales, deberán llevar las menciones "ecológico, eco, biológico, Bio y orgánico". Además en la etiqueta tendrá que aparecer el nombre o código de a entidad que certifica la autenticidad del producto, que puede estar acompañado de diversos logotipos, entre ellos el europeo.
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